Manel Surroca, una vida dedicada al arte

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Testimonio de un ARTSTA

El exilio en París

18. VII.1936

Al estallar la guerra, marché hacia París porqué consideraba que políticamente no me interesaba haberme de enemistar o guerrear contra amigos míos o hermanos. Reconozco que no es ninguna heroicidad marchar sin estar en ninguno de los dos bandos, pero no era nada aconsejable ponerse a servir a un lado u otro pues tenían perfil de dictadores. Eran el fascismo o el comunismo y como ya he dicho: ! A mí ninguno me interesaba!

Y por tanto, un domingo cualquiera, debía de ser el 22 o 24 de julio, fui a despedirme de mis padres y de mi hermano, cogí sólo un cuaderno para dibujar y con la excusa de ir a tomar unos apuntes pude pasar el primer control miliciano, de milicianos que ya me conocían y estaban en la salida de Camprodon. Pasé un poco de miedo, porque como se puede deducir, de maleta yo no llevaba, ya que, sino no me hubiesen dejado pasar... Llevaba dos camisetas puestas, dos camisas puestas, dos jerséis puestos, la americana puesta, dos pantalones puestos y también el abrigo puesto. !O sea que la maleta la llevaba puesta!

Después de pasar el control, fui penetrando hacia un desfiladero de la montaña y sin parar, pasando por caminos impracticables, llegué de madrugada a la frontera francesa, justamente al pueblecito de Fabert y desde aquí me dirigí a Prats de Mollo. Todo eso lo hice caminando.

Al llegar a Prats de Mollo me presenté a la policía francesa, me ficharon y me fui a Perpiñán en autobús.

Al cabo de dos días me cogió la policía y me internó en un campo de concentración de Montpellier. Cuando estaba allí encerrado vino la policía a preguntar si alguien sabía francés. Yo sabía francés y me utilizaron como intérprete para hacer la filiación de todos los que habíamos llegado aquel día, que éramos más de una cuarentena.

Al finalizar había hecho amistad con el prefecto de comisaría y a los tres días me llamó y me dijo: “Si tienes posibilidades de marchar hacia París o hacia otro lugar, marcha esta noche. ¡Porque mañana será demasiado tarde!”

Al día siguiente los enviarían a todos a España de nuevo. Dejándoles elegir de qué bando querían estar. Cuando me enteré de eso, cogí mis pobres pertinencias y marché hacia París, en tren desde Montpellier.

Así, empieza mi aventura parisina, en forma de exilio.

Sólo bajar del tren, en Saint Germain, fui a casa de un pariente, el escultor Joaquim Claret, hijo de Camprodon, el cual me recibió muy bien y me ofreció su hogar . Trabajé con él en el taller de escultura y eso me permitió seguir vinculado al arte. Allí hice bastantes amigos pintores, escultores, poetas... y deportistas! por ello, entré a jugar en el equipo del Saint Germain. A mí siempre me había gustado mucho jugar a fútbol.

Durante mi estancia, coincidió la exposición Internacional de París en la cual pude admirar el célebre cuadro de Picasso, el Guernica. ¡Era impresionante! Permitidme que os explique brevemente su ubicación: El Pabellón Español o por decirlo más correctamente, el pabellón de la Generalitat de Catalunya era el más pequeño e insignificante de todos los de la exposición, pero fue uno de los más visitados. Hemos de tener en cuenta que las únicas cosas que han quedado de la citada exposición, son: El Guernica de Picasso, “La Ferme” de Miró, la Fuente de Mercurio de Calder, La Montserrat de Julio González, todos en el pequeño Pabellón Español. El cuadro del Guernica es un canto a la tragedia que sufrió la ciudad a consecuencia de los criminales bombardeos de los alemanes y que les sirvieron de ensayo para la Segunda Guerra Europea que se estaba preparando. Picasso al hacerle el encargo se inspiró en esta gesta para denunciar de una manera aterradora lo que fueron aquellos criminales bombardeos que no respetaron nada! ni mujeres, ni criaturas...

En su cuadro se muestra de una manera aterradora el padecimiento, el miedo, el espanto representado por bestias en la agonía, explicado en pedazos o por partes como si en aquel preciso instante acabasen de estallar las bombas que destruían un pueblo inocente y desprevenido, sin ningún tipo de preparación o defensa.

Todo en él es agónico, mujeres, caballos, criaturas... parece que estén gritando todo cuanto les está pasando. Picasso capto todos los sentimientos del pueblo español que quedaba en la parte que no era dominada por el fascismo. Picasso prometió que no volvería nunca mientras Franco gobernase en España. Y lo cumplió. Porque le pidieron muchas veces que volviese y él no lo hizo.

También Pau Casals considerado el mejor “Chelo” de todo el mundo se encontró en las mismas circunstancias que Picasso, exiliado y sin poder volver a su querida Catalunya, por ello serían célebres los conciertos que daba cada año en la iglesia de Sant Pierre de la pequeña población, al otro lado de los Pirineos, llamada Prades.

Cuando yo estaba en el exilio, en París, mis padres y mi hermano estaban en la zona de los Republicanos. Ellos no tuvieron que ir a la guerra, unos por demasiado mayores y el otro por demasiado joven. Si yo me hubiese quedado, me hubiese tocado ir. Yo me comunicaba con ellos mediante el correo escrito para tener noticias. Yo en mis cartas tenía que fingir que era una chica, decía que era mi prima. Como que yo estudiaba Bellas Artes en el taller de un amigo mío, nos reuníamos unos cuantos para dibujar en su taller. En una de las sesiones hicieron una fotografía del grupo y como que había una chica en medio del grupo, hice ver que ésta resultaba ser yo, mi prima. La foto la pude enviar a casa para que me viesen, cosa que les alegro mucho.

Durante mi estancia en París fue cuando empezó verdaderamente a realizarse mi ilusión de poder estar entre artistas de verdadero nombre; entre los cuales pude exponer una pequeña obra en una exposición colectiva de la cual según nos muestra la misma crítica, yo era el benjamín. Nombres como Maurice DENIS, André DERAIN, Maurice UTRILLO, Aristide MAILLOL... (Uno de los mejores escultores del mundo según mi tio) y otros muchos formaban parte de esta exposición. Os podéis dar cuenta la ilusión que eso me produjo. Esta exposición fue inaugurada el 22 de diciembre del 1938 y acabó el 5 de enero del 1939.

Aparte de esto y de asistir a las clases de “la Académie de la Grande Chaumière” que era un cubil de bohemia muy prestigioso por aquel entonces en París. Allí conocí a mucha gente e incluso al jefe de policía!! Una cosa que me fue muy bien ya que... Ahora os explicaré porque.

Yo jugaba a fútbol con el París Saint Germain y como que no iba muy sobrado de dinero, uno del equipo un día me dijo: “Tú que bailas tan bien , porque no vas a esta academia y de esta manera puedes ganarte unos buenos francos...”, y así fue, me presenté aquella misma tarde y me cogieron. Allí me dijeron: “Empiezas esta noche”. Me pusieron un esmoquin y me dijeron: “cuando alguna señora o señorita te saque a bailar, te dará uno tíquet por cada baile. Tíquet ganado, comisión para ti”. En pocas palabras , hacia un poco de Gigoló.

Por suerte o por desgracia sólo duró una noche, ya que la policía apareció sólo empezar y nos detuvieron a todos. De aquí viene la suerte que os decía de haber conocido al jefe de policía de París, Monsieur de Orner. Él al verme me preguntó que, que hacía allí. Yo le respondí que sólo hacía diez minutos que había empezado mi nuevo trabajo y que ya estaba detenido. Entonces, él me dijo: ¡marcha! ¡marcha! ¡márchate de aquí! Vete a casa, que eso no es para ti ... y si no te marchas te tendré que detener" ¡ Tuve mucha suerte! ... pero ésta es una de las muchas historias que tuve en mi exilio en París. Hay más.

Un buen día me enteré de que en una mansión antigua de nobles, necesitaban a un jardinero. Yo me presenté para dicho trabajo. En aquella mansión vivían dos ancianas muy afables, enseguida me encontraron muy simpático y establecimos una buena amistad. Ellas me dijeron lo que tenía que hacer, que era sacar las malas hierbas de los caminos del jardín. enseguida se notó mi poca experiencia en este ámbito ya que a los seis metros ya había hundido un metro el camino. Lo vieron y me dijeron que de jardinero sabía muy poco, sin embargo quedó una buena amistad. Mientras, yo les explicaba el motivo por el cual yo estaba allí, el arte. Cuando lo supieron me enseñaron toda la mansión, era una casa soberbia con las caballerizas todavía con carruajes de los viejos tiempos y sus salones con dibujos y pinturas estupendas, entre los cuales había unos dibujos en pluma de "Delacroix". Al ver que me gustaban tanto se ofrecieron para regalarme uno. Eran de un formato bastante grande . Yo no acepté de ninguna manera. No podía aprovecharme de aquellas auténticas señoras que tan bien se portaban conmigo.

Una noche de principios de 1939, estaba escuchando las noticias en la radio y tuve el mayor susto de mi vida, ya que era el comunicado de guerra que estaban dando y decía que habían bombardeado Camprodon. Yo pensé que mis padres habrían muerto, ellos vivían en el centro de la población. A Dios gracias no fue así, las bombas, sea por equivocación o no , las tiraron en una población próxima, en Sant Pau de Seguries. La causa de este bombardeo fue que la mayor parte del Gobierno, de lo que se llamaba la República, moraba en Camprodon. Uno de ellos, el presidente Doctor Negrín.

Mientras todavía estaba en París, se anunció la retirada del ejército, ocurrió a mediados de febrero, en pleno invierno. Después de que muchas poblaciones fueran conquistadas por el ejercido rebelde.

El final de la Guerra se estaba aproximando cada vez más. Después de la caída de Catalunya el gobierno de la República con Negrín como Presidente, se trasladó a la zona central, que todavía controlaban.

Los habitantes que habían destacado en el bando Republicano se exiliaban, la mayoría de ellos a pie. ¡Los pobres iban engañados! (creyendo que la carretera a la frontera llegaba hasta Prats de Mollo, cosa que no era cierta).

Engañaron a todo el mundo, diciéndoles que la carretera de Camprodon llegaba hasta Prats de Mollo, que ya estaba acabada de construir y se podía circular correctamente. ¡Era mentira!! Sólo se llegaba a Mollo por una carretera comarcal. Tuvieron que andar mucho, con frío y nieve hasta poder llegar a la Frontera. La procesión de gente que pasaba por las calles del pueblo con destino desconocido duró varios días.

En aquellas montañas cuando se acababa el tramo de carretera, los coches no podían continuar, entonces eran precipitados por los barrancos quedando todos aquellos parajes llenos de coches. Con estos coches, una vez acabada la guerra se hizo un gran negocio ya que salió una especie de mafia que se les llamaba “los de la recuperación”; su trabajo era sacar todas las piezas aprovechables de los automóviles despeñados, ya que lo que faltaba en Barcelona y en todos los talleres de mecánica eran las piezas de los coches para poder hacer reparaciones ya que importarlas era imposible a causa del bloqueo que nos hacían las otras naciones.

La mayoría de la gente por miedo a las represalias que podía tener el régimen de Franco , se marchaba asustada hacia la frontera francesa (tal como he dicho antes), único lugar que tenían para escaparse todos aquéllos que habían hecho la guerra o se habían distinguido de alguna manera. Los que habían llegado a “Coll d 'Ares (es el lugar fronterizo) eran detenidos por el ejército francés, desarmados y encerrados en unos campos de concentración que se abrieron en las playas de Arles, Ceret y otros lugares. Todos vivían al raso, es decir, sin ningún cobijo y fue para ellos un infierno.

Mis padres en cambio al anunciarse el final de la Guerra (1 de abril de 1939) fueron a refugiarse en la montaña y cuando vieron que no pasaba nada, volvieron a casa. Ellos eran artesanos zapateros y hacían zapatos a medida.

Al cabo de pocos días de haber acabado la guerra y haber pasado los refugiados dirección Francia y con un previo aviso mío, mi madre me vino a buscar a pie pasando por las montañas; ella sola ya que a mi padre no lo hubieran dejado salir del país hasta Prats de Mollo. ¡Yo bajé de París en tren hasta Prats donde nos reunimos con muchísima ilusión! entonces con las maletas a la espalda y volviendo a hacer el recorrido que había hecho mi madre por en medio de las montañas llegamos a casa, a Camprodon.

Yo tenía un hermano y aquella noche ninguno de los dos durmió explicándonos todas las cosas que nos habían pasado ... fue una noche de confidencias. Entre las muchas curiosidades que me llegué a enterar aquella noche, fue que durante el régimen de los Republicanos, hicieron desaparecer todos los nombres de los pueblos que empezaban por "Santo" como Sant Joan, Santa María... estos fueron cambiados porque el sentido de la religión no existía. Quemaron las iglesias, no se hacía misa y los entierros y bodas eran laicos.

Resulta que alguno de ellos fue muy chocante como por ejemplo: "Sant Josep de la montaña" que no se les ocurrió nada más que darle el nombre de "Pepe el Alpinista", en "Sant Andreu" le pusieron "La armonía del Palomar" y como éstos muchos otros ...

Unos meses después de haber acabado la guerra me incorporaba a hacer el servicio militar. Me tocó servir unos meses a Coruña pero después a todos los catalanes nos buscaron otro destino para ocupar puestos de oficinistas ya que los cuarteles estaban necesitados de este personal. Entonces a mí me tocó León. Donde entré de inmediato a hacer de escribiente en la oficina de la compañía. Formé parte del equipo de fútbol militar y de aquí pasé a jugar a la Cultural Leonesa de segunda división.

Por desgracia había empezado una época muy dura, padecimiento ... la Posguerra.

Como Franco no era muy bien visto por las naciones extranjeras, España se quedó bloqueada, por lo tanto llegó la carencia de todo tipo de productos y éste fue el motivo por el cual empezó el racionamiento. Todo, absolutamente todo era racionado. El pan y toda clase de alimentos básicos, el tabaco ...

La gente entonces se dedicó a un trabajo que pronto tuvo un nombre: "El Estraperlo". Faltaba de todo y por eso había gente que se ganaba la vida corriendo por las montañas, buscando por las masías o casas de campo el alimento que podían comprar (patatas, ganado, verduras, e incluso harina), lo bajaban a la ciudad de escondido y lo vendían precios abusivos a aquéllos que podían comprarlo, que se creían unos afortunados de poderlo pagar, ya que el hambre o la gana tocaba a muchos hogares. Incluso los más desgraciados corrían buscando por las basuras alguna piel de patata o cualquier cosa comestible para poder comérsela.

Fueron tiempos muy malos. La gasolina faltaba ya que no se importaba nada de ningún sitio. Los coches iban equipados con unos aparatos en los maleteros que se llamaban "gasómetros" y se alimentaban de leña y con su combustión y el vapor producido conseguían poner los motores en marcha. Pero siempre con mucha dificultad.

También faltaba algodón, cosa que hacía ir mal a los fabricantes y de rebote a los obreros de las fábricas. La ropa se encareció muchísimo y tampoco había mucha variedad para escoger y comprar.

Después estalló la II Guerra Mundial. Por lo cual el miedo a que España entrara en el conflicto, se hacía muy patente (propicio). Cosa que no pasó, a pesar de tener todos los números para que nos tocara esa desgracia.

Se creó una división, la "división Azul" de voluntarios para ir a guerrear junto con los alemanes contra Rusia. Algunos decían que de voluntarios nada de nada!! yo hacía el servicio militar tal como ya he dicho antes y me consta que nos pedían si queríamos ir voluntariamente pero nadie quería ir. De mi regimiento se apuntaron "tres hombres". No tengo constancia que fuera ninguno más y lo puedo decir porque fui yo quién confeccionó la lista. Los soldados comían, y más o menos no habían quejas. ¡Y yo menos, ya que como he dicho antes formaba parte del equipo de fútbol del Regimiento, y como deportistas y para que nos mantuviéramos en forma nos alimentaban muy bien! ¡Y aparte de la tropa! Eso hacía que fuéramos sobre alimentados. Así acabé el servicio militar, jugando a fútbol y de escribiente de la compañía. Lo cual indica que para mí el servicio no fue un trauma como lo fue para otros. Para mí simplemente fue una pérdida de tiempo.

Una vez finalizado pude entrar a trabajar en el taller de "Frederic Mares", después de haber pasado solamente un curso en la Escuela de Bellas Artes, de la cual era director y profesor Frederic Mares.

Ese fue realmente el principio de mi carrera, sin embargo fue en escultura y no en pintura tal como he acabado. Por el motivo que ya he dicho antes, mi hermano era un buen pintor y para no tener la misma profesión que él, yo me pasé a la escultura, cosa que no me desagradaba. Estuve en el taller de Mares unos cuantos años. Una de les cosas que hice fue el moldeado de la escultura ecuestre del General Prim, actualmente en el parque de la Ciutadella de Barcelona.

En este intervalo de tiempo preparé una exposición de pintura para mi hermano, sin embargo, inesperadamente se puso muy enfermo y al cabo de poco tiempo murió. Tenía 25 años. No pudo ver su sueño, una exposición en Barcelona. Yo en su honor se la hice con mis pinturas.

El Sr. Mares me vino a buscar a Camprodon porque no quiso que me quedara. Bajé otro vez a Barcelona y el Sr. Mares quiso que yo presentara unos dibujos en un concurso del Real Círculo Artístico. Así lo hice y por suerte gané el primer premio. Era de 3.000 Ptas., que en aquel tiempo eran muchísimo dinero!.

Al recibir el dinero, me lo gasté todo comprando pinturas, caballete, telas de pintar y colores. Una vez con todo eso me fui al Sr. Mares y le dije que dejaba del taller, que quería hacer una exposición y que tenía ya la sala alquilada. Y que la haría de pintura. Él me dijo que siempre se había preguntado si yo no era más pintor que escultor y me dio ánimos para hacerlo.

Yo no tenía ni un solo cuadro. Subí a Camprodon y me puse a pintar como un loco, lo pasé bastante mal porque de lo que pensaba a lo que salía había una gran diferencia. Por fin conseguí lograrlo y en febrero de 1949 inauguraba en la sala Rovira mi primera exposición , y solo. Con la presentación del insigne pintor y crítico Josep Maria de Sucre.


"Testimonio de un Artista"

 Meritxell Vilar