Obra

Un cuadro tiene que estar perfectamente equilibrado. Las líneas y el color han de formar un todo perfectamente ligado. El aspecto exterior del natural no tiene ninguna importancia. Es el contenido anímico el que cuenta.Buscar la profundidad del color y no una falsa perspectiva es lo que más me apasiona.Me apasiona ver cómo el color se entrelaza y forma prismas misteriosos, reflejos expresivos y brillantes que estrechamente ligados a las líneas dan origen a formas geométricas, a un bloque compacto que no sale del cuadro.Aspiro, en suma, a que el valor decorativo del cuadro posea una rigurosa ordenación.

Revista Destino (En el taller de los Artistas)

6/4/1957

Sebastià Gasch

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